jueves, 1 de octubre de 2009

ENCUENTRA LAS 7 DIFERENCIAS



La persona común y corriente espera estar motivado antes de actuar, mientras que un emprendedor empieza lo que tiene que hacer y eso mismo le va dando fuerzas y aliento para seguir.


La persona común y corriente mide el compromiso en horas, el emprendedor lo mide en logros. Quiere decir que la persona común y corriente puede estar tranquila con saber que le dedicó un tiempo a su propósito aunque no lo haya cumplido; mientras que un emprendedor mide el compromiso con sus sueños en la medida que vaya avanzando en el cumplimiento de los mismos. CUANDO TOMES UNA DECISIÓN, NO DEMORES MÁS DE SEIS HORAS EN DAR EL PRIMER PASO.


Un emprendedor toma las caídas como lecciones importantes, es consciente de que el status quo no enseña. Es importante salir de nuestra zona de confort, mucha gente llega a encontrar un empleo o una situación en la que tiene tranquilidad y no ve necesario esforzarse un poco más. Una persona emprendedora es capaz de trabajar un par de horas más al día sabiendo que logrará sus sueños. Un ejemplo sencillo ¿Conoces gente que se matriculó en el gimnasio por 6 meses y no fue más que una semana?


La comunicación es un aspecto importante, un emprendedor en el camino correcto se asegura de que el mensaje que transmite fue captado y entendido por las personas con las que trabaja. Una persona común y corriente está tranquila con saber que “les dijo” a los demás lo que tenían que hacer, no se asegura de enseñarles lo que tienen que hacer, y cuando las cosas salen mal suelen decir “AH PERO YO LES DIJE”.


La persona común y corriente se centra en sus debilidades, mientras que un emprendedor se enfoca en sus fortalezas. Un problema que es fácil de observar en la gente que nunca se anima a empezar algo es VOY A ESPERAR A QUE ESTEN LAS CONDICIONES SEAN PERFECTAS PARA EMPEZAR CON ESE PROYECTO. Se la pasan analizando cifras y circunstancias para nunca empezar, una frase común en estos casos es ¿Y SI ESA IDEA ES TAN BUENA PORQUE NO LA HAN HECHO TODAVIA?

Las personas comunes y corrientes siempre negocian el costo del éxito. El común de la gente dice ¿Y qué es lo mínimo que tengo que hacer? Mientras que el emprendedor se pregunta ¿Qué más debo hacer para mejorar? Otro ejemplo para graficar esto es que la gente se compara siempre con el mínimo ¿Cuánto ganas?... Ah como dos veces el mínimo, comparándose siempre con lo menos ambicioso.


La persona común y corriente sabe que tiene que cambiar y está contenta con eso. “Sé que estoy equivocado, pero por lo menos lo admito”


Para finalizar permítanme comprometerlos con ustedes mismos a tomar tres grandes decisiones. Decídanse de una vez a empezar con ese pendiente que vienen posponiendo hace semanas.